Demolición controlada de roca caliza de extrema dureza con CRAS: precisión y seguridad total
Hoy queremos compartir con vosotros un nuevo proyecto en el que el uso del CRAS ha sido clave para la demolición controlada de roca caliza de extrema dureza.
En el pasado, como hemos mencionado en otros artículos, la demolición de roca solía implicar métodos invasivos y ruidosos que alteraban el entorno y generaban riesgos innecesarios. Sin embargo, con la llegada del CRAS, una tecnología avanzada que no requiere explosivos, todo esto ha cambiado.
Para los que no lo conozcáis, el CRAS es un agente demoledor no explosivo compuesto a base de cal inorgánica, que al mezclarse con agua, genera una reacción química de alto poder expansivo, alcanzando más de 7.000 toneladas por metro cuadrado. Esta fuerza lo convierte en la solución ideal para romper roca y hormigón sin vibraciones ni explosiones, manteniendo la seguridad en la obra.
Existen varios tipos de CRAS, diseñados para adaptarse a diferentes rangos de temperatura:
- CRAS Amarillo: para temperaturas entre -5º y 10º.
- CRAS Verde: adecuado para rangos de 10º a 25º.
- CRAS Azul: óptimo entre 20º y 35º.
- CRAS Verde Universal: eficaz hasta 25º (para agujeros con diámetros menores a 40 mm y agua a no más de 10º).
- CRAS Demol: recomendado para perforaciones con diámetros mayores a 62,5 mm o 50 mm.
En este proyecto, la combinación de precisión y control y el uso del CRAS Azul fueron fundamentales para enfrentarnos a la dureza de la roca caliza. Para las zonas con perforaciones de hasta 2 metros de profundidad, utilizamos brocas de 51 mm y una cuadrícula de 60 x 60 cm, asegurando una distribución uniforme del CRAS y una fractura controlada de la roca. En las áreas más profundas, donde las perforaciones superaban los 2 metros, se emplearon brocas de 64 mm y cuadrículas de 70 x 70 cm, ajustando así la expansión del CRAS para asegurar la ruptura eficiente de las formaciones más compactas.
El proceso comenzó con una cuidadosa perforación de la caliza, que rápidamente mostró resultados al generar fracturas sin necesidad de explosiones ni maquinaria pesada. Esto permitió un avance rápido y silencioso, sin comprometer la seguridad de la obra o el entorno.
En pocas horas, la roca comenzó a fragmentarse en piezas manejables, facilitando el progreso del proyecto de manera eficiente y segura. Al evitar el uso de explosivos y maquinaria pesada, no solo se redujeron los costes operativos, sino que también se optimizó el trabajo del equipo, mejorando los tiempos de ejecución.
El CRAS sigue demostrando ser una solución esencial para proyectos en los que los métodos convencionales presentan demasiados riesgos. Este proyecto es otro ejemplo de cómo la tecnología moderna puede superar los desafíos de la demolición de roca caliza de extrema dureza, manteniendo siempre la seguridad y eficiencia.