Hoy queremos compartir con vosotros un proyecto reciente en el que el uso del CRAS Azul fue clave para lograr la eliminación segura y eficiente de aglomeraciones de roca en una obra. Este proyecto destacó no solo por la precisión y seguridad en la demolición, sino también por la eficiencia que ofrece el CRAS como agente demoledor no explosivo.
Como hemos comentado en otros casos de éxito, la eliminación de roca, durante el pasado, solía implicar métodos ruidosos, invasivos y peligrosos que podían dañar el entorno circundante de la obra o el proyecto en cuestión. Sin embargo, con la aparición del CRAS, una tecnología basada en una “Reacción Química de Hidratación”, estos métodos ya son historia. Este enfoque avanzado ofrece una alternativa más segura y controlada, sin explosiones, vibraciones o contaminaciones ambientales.
En este proyecto específico, conscientes de la importancia de preservar la tranquilidad del entorno de trabajo y asegurar la integridad del sitio de la obra, especialmente bajo condiciones de temperatura variables, se optó por el CRAS Azul. Este tipo de CRAS es ideal para su uso en temperaturas ambiente entre 20º y 35º C, ofreciendo una eficacia, seguridad y precisión excepcionales en la ruptura controlada de roca.
El proceso comenzó con un análisis detallado de la roca existente en el sitio, que era muy compacta y extremadamente firme, lo que representaba un desafío significativo para los métodos convencionales. Aquí es donde el CRAS Azul demostró su eficacia.
El primer paso en el proceso fue perforar la roca utilizando brocas de 51 mm de diámetro, con el fin de crear una cuadrícula de orificios de 0.60 x 0.60 m y alcanzar profundidades de aproximadamente 2 metros. Este enfoque preciso en la perforación y la selección adecuada del material garantizan una distribución efectiva del material durante la fase de ruptura.
Una vez que se completó la perforación de los orificios, se procedió a preparar la mezcla de CRAS Azul cuidadosamente. En este paso es fundamental que el agua utilizada esté a una temperatura inferior a 10-12º C, especialmente en verano, para asegurar que la reacción química de hidratación sea adecuada y se genere la fuerza expansiva necesaria, que puede superar las 7,000 toneladas por metro cuadrado. Este cuidado en la preparación de la mezcla es crucial para garantizar una fractura controlada y eficaz de la roca, sin explosiones ni ruidos molestos, y con una vibración «0» que no comprometa la seguridad del entorno.
Después de varias horas del proceso de carga, se pudo observar cómo la roca comenzaba a fracturarse en fragmentos manejables, sin la necesidad de maquinaria pesada ni explosivos, y sin generar estruendos ni vibraciones que pudieran afectar la seguridad de la obra. Este método de demolición no explosivo es 20 veces más rápido que el uso de rompedores hidráulicos o neumáticos, lo que no solo optimiza el tiempo de ejecución, sino que también reduce significativamente los costes operativos y la fatiga del personal.
El CRAS Azul, al igual que otros tipos de CRAS como el Verde, el Amarillo y el Azul Especial-CRAS DEMOL, ha demostrado ser una solución indispensable en proyectos donde el uso de explosivos no es viable debido a cuestiones de seguridad. En países avanzados en construcción como Japón, esta tecnología se ha consolidado como la opción preferida para demoliciones controladas, y cada vez más profesionales del sector, desde arquitectos hasta constructores, la eligen por sus ventajas claras en términos de seguridad, precisión, velocidad y sostenibilidad ambiental.
En definitiva, el uso del CRAS Azul en este proyecto no solo facilitó la continuación de las obras de manera segura y eficiente, sino que también mostró cómo la tecnología moderna puede superar los desafíos de la demolición en entornos sensibles, sin comprometer la tranquilidad y la seguridad del lugar de trabajo.